Rock, corazón y letras
Da gusto saber que tu pequeño rincón, el cual debería darle más actividad, va creciendo poquito a poco y cada vez se suman más amigos que quieren darle rienda suelta a su corazón.
Hoy os traigo a una de esas personas que nada más conocerlas, las tienes que querer, ya no por su forma de ser, sino porque ve la vida desde el mismo lado del prisma que tú.
Hoy os traigo a una de esas personas que nada más conocerlas, las tienes que querer, ya no por su forma de ser, sino porque ve la vida desde el mismo lado del prisma que tú.
Con todos ustedes, Frantxu Martínez Zapata.
Fue Marc
Twain quien dijo que realmente morimos a los 27 pero nos entierran a los 80
años.
Hace
tiempo que no tenía la necesidad y la oportunidad de ponerme delante de un
folio en blanco. Coger mi bolígrafo y evadirme de todo lo que tengo alrededor.
En mis auriculares suena Rock Clásico, demasiadas baladas quizás, pero con la
tarde que tuvimos ayer en la Ciudad Condal, fría, gris, y lluviosa lo que más
apetece es escuchar I Don’t Want to Miss a
Thing de los Aerosmith, Stairway to
Heaven de Led Zeppelin, November Rain
de los Guns N' Roses, Love of my
Life de los Queen o No Hago Otra Cosa
que Pensar en Ti del gran Joaquín Sabina.
Se
está convirtiendo en rutina que los pocos momentos que encuentro para llevar a
cabo una de mis pasiones y que tengo bastante abandonada, coinciden cuando mi
cabeza está trabajando más de la cuenta, es decir, cuando mis neuronas están que
echan humo y ayer era uno de esos días.
Quizás
sea que la clase que estaba impartiendo el Doctor Especialista de turno, dicho
sea de paso, uno de los mejores profesores que mejor explican su asignatura, no
sea de las más motivadoras y me fue más fácil desconectar, viajar a mi mundo,
eso que a veces tanto deseamos y que cuando llega el tren con destino a tu
lugar especial simplemente no puedes emprender ese viaje aunque la
mayoría de veces regresas peor de lo que te has ido. Pero en este viaje no
puedes llevar equipaje, ni acompañante, literalmente vas con lo puesto.
Mis
amigos sabéis que hace poco empecé un nuevo proyecto, largo, de dos años, para
intentar lograr uno de mis mayores sueños, te prometes trabajar duro a diario,
llevar todo al día, de momento lo consigues, conoces a gente nueva, la mayoría
de ella extraordinaria. Y llegado a este punto quiero hacer una reflexión, que
es la siguiente:
“Las Grandes Amistades se forjan en un instante, con una sonrisa, con cualquier tontería. Con el amor pasa algo parecido, no se debe buscar aunque nos empeñemos en hacerlo, incluso juras y perjuras de no vas a recaer en esta droga.”
“Las Grandes Amistades se forjan en un instante, con una sonrisa, con cualquier tontería. Con el amor pasa algo parecido, no se debe buscar aunque nos empeñemos en hacerlo, incluso juras y perjuras de no vas a recaer en esta droga.”
Pero de repente hay un cruce de miradas, bueno más que un cruce es una lucha de miradas de no más de 15 segundos que para ti han sido el mejor momento del día.
Quieres
no pensar que has vuelto a caer, que no te puede estar pasando otra vez. No
quiero, y si ahora vuelvo a la primera persona del singular, otra vez estas
subidas y bajadas de ánimo y como diría una muy buena amiga mía, parece que me
ha mirado un tuerto en esto del amor. Soy feliz con mis nuevos proyectos, estoy
ilusionado, me lo debo a mi mismo y a muchas personas que desgraciadamente ya
no están conmigo, pero que soy incapaz de olvidar, personas que me han hecho
crecer como persona, no confundamos con crecer como ser humano, pero a veces yo
no soy verdaderamente yo.
¿Qué
quiero decir con esto? Que el chico alegre, bromista, simpático, algo imbécil,
en el sentido positivo de la palabra, que siempre se preocupa por los demás, si
ese soy yo y si parece que no tengo abuela, se encierra en su coraza casi
irrompible de la que muy pocas personas tienen la llave para abrir una ventana,
no digo puerta, digo ventana.
Si
soy el tío más loco, el que más cosas propone, el primero en lanzarse a la
piscina, en este aspecto soy el más novato que un niño de primero de la ESO al
que le han dado su primer beso. No lo voy a negar me cuesta dios y ayuda dar el
primer paso y ese quizás es mi mayor error, porque acepto un rol conformista y
cobarde, muy cobarde.
“Sabes mejor que yo que hasta los huesos, sólo calan los besos que no has dado.”
Joaquín Sabina
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